Anhelo de sombras by Niloa Gray

autor:Niloa Gray [Gray, Niloa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Young Adult Fiction, Romance, Paranormal
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-05-03T22:00:00+00:00

25 de noviembre de 1843. Londres, Inglaterra

Estaban en el sótano de Endora. Más bien, en el sótano del sótano.

La casa tenía más habitaciones ocultas que públicas, pero Ovidia no hizo preguntas.

—Esto no es buena idea. No lo es —musitó Endora mientras preparaba todo.

No todos los días se realizaba un rastreo.

De hecho, era una táctica que no se había realizado durante décadas, pues estaba prohibida.

Ovidia y Charlotte vieron como Noam y Harvey se ponían el uno frente a otro en la oscura estancia, mientras Endora seguía moviendo objetos, posicionándolos estratégicamente.

—Tenemos que hablar —dijo Charlotte sin mirarla.

Ovidia enarcó una ceja. Conocía el tono. Algo pasaba.

—¿Estas enfadada?

—Estoy anonadada. —La Bruja de la Tierra hizo un gesto hacia Noam–. ¿Y ese beso? ¡Ovidia!

—Charlotte. —El tono de la Bruja Negra era bajo, pero una clara advertencia. Debía calmarse. El poder de su amiga se había activado, y un azul claro había empezado a iluminar sus ojos, dándoles un aspecto aterrador.

Ovidia echó un rápido vistazo a Endora, que estaba hablando con Noam y Harvey. Ellos tampoco parecieron prestar atención a las dos muchachas. Entonces apartó algo más a Charlotte de los demás y, en apenas un murmullo, dijo:

—Es mentira. Tuvimos que fingirlo desde que llegamos. Le dije personalmente a Endora que era mentira, ya que Noam no se lo contó a su prima porque…

—Porque se está aprovechando de la situación —la interrumpió su amiga, que ya tenía la piel del cuello ligeramente colorada por los nervios—. Se está aprovechando de ti. No quiero que te haga sufrir.

Ovidia sonrió con tristeza. Vio como Charlotte la miraba, preocupada. La bruja de Tierra había estado con ella desde siempre. Y mucho más aún desde el día que Ovidia volvió a casa tras aquel horrible momento.

Charlotte había llegado a odiar a Noam más incluso que Ovidia. Y parecía que algo de ese odio seguía ahí, aunque la Bruja Negra lo identificaba más como su preocupación por ella.

—¿Y quién dice que yo no me estoy aprovechando también?

Charlotte frunció el ceño, pero antes de que pudiese hablar, Endora les hizo saber que estaba todo listo.

Las tres se giraron hacia los dos chicos, que estaban preparados para empezar el rastreo, ya situados dentro del círculo de invocación que había preparado Endora. Este se encontraba rodeado de sal, un ingrediente altamente protector.

Ovidia se acercó a ellos y, con cuidado, dejó el anillo en el espacio que la separaba de los Videntes. La joya, roja y brillante, se quedó flotando en el aire.

Antes de apartarse, echó un rápido vistazo a Noam, que tenía los ojos puestos en ella.

—Nada de que preocuparse, Ovi. Estaré bien —le dijo el chico sonriendo.

Ella asintió con dificultad y volvió con las otras dos brujas. Ambos chicos se miraron, juntaron las manos palma con palma y entrelazaron los dedos.

Luego cerraron los ojos, que se abrieron un instante después y los dos brujos empezaron a brillar con aquella aura blanca que caracterizaba a los suyos.

Endora abrió los brazos, empujando a Ovidia y Charlotte hacia atrás.

—A la mínima señal de que algo va mal —la voz de Ovidia era alta, autoritaria— volved.

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